En un mundo donde la creatividad es un recurso valioso, proteger las ideas, las obras y el talento de los autores se vuelve esencial. En este terreno, Argentina ha sido históricamente una de las pioneras en América Latina, marcando el rumbo en materia de legislación y defensa de los derechos de autor.

Un legado que empieza en el siglo XIX

Ya en 1821, la entonces provincia de Buenos Aires estableció normas que reconocían la propiedad intelectual. Esta visión temprana anticipó un compromiso que se fortalecería con el tiempo, convirtiendo a Argentina en uno de los países latinoamericanos con mayor tradición jurídica en el tema.

El gran paso llegó con la Ley 11.723, sancionada en 1933, que aún hoy regula los derechos de autor en el país. Esta ley fue avanzada para su época, y estableció dos grandes tipos de derechos:

  • Derechos morales: que reconocen la autoría de una obra y el derecho del autor a decidir cómo se usa.
  • Derechos patrimoniales: que permiten al autor obtener un beneficio económico por el uso de su obra.

Proyección internacional

Ese mismo año, Argentina también participó activamente en la firma del Convenio de Buenos Aires, un acuerdo entre países americanos para proteger las obras artísticas y literarias más allá de sus fronteras.
Además, adhirió al Convenio de Berna, uno de los tratados internacionales más importantes en esta materia, sentando así una base sólida de reconocimiento global.

Una ley que protege a creadores

La Ley 11.723 se aplica a escritores, músicos, cineastas, artistas plásticos, fotógrafos, diseñadores, coreógrafos y toda persona que produzca una obra original. Gracias a esta normativa, el trabajo intelectual y artístico no solo es reconocido, sino protegido legalmente.

Esto garantiza que:

  • Los autores reciban regalías por el uso de sus obras.
  • No se altere ni use sin permiso su trabajo.
  • Se promueva una industria creativa sustentable.

¿Por qué importa hoy?

En tiempos digitales, donde el contenido circula rápidamente, recordar y defender el derecho de autor es más importante que nunca. No se trata solo de leyes, sino de respetar el esfuerzo, la sensibilidad y el tiempo que hay detrás de cada creación.

Argentina no solo fue pionera: sigue siendo una referencia en la región en la defensa de los derechos culturales e intelectuales. Un país con una rica tradición artística que entiende que sin protección, no hay futuro para la creatividad.

Gerardo Reinoso
Presidente Fundador